Julen Guerrero se retira, y su marcha deja un vacío frío. Se va el último icono del Athletic de Bilbao. Un tipo normal, tranquilo, alguien que se hizo persona en Lezama. Ya no se verá más la melena rubia corriendo por San Mamés. Es el adiós del último León.
Se va el capitán, el último gran icono salido de esa fábrica de futbolistas que es Lezama, y es un día triste para el fútbol y sobre todo para el Athletic. La noticia llega en el peor momento, en medio de las turbulencias que ha generado una directiva absolutamente superada por las circunstancias, y que si no sabe que ha llegado la hora de capitular, es porque vive en una burbuja artificial. Y de ahí, hay que salir, como hace Guerrero ahora.
Julen es la esencia del Athletic de Bilbao, alguien que es lo que es por la camisola rojiblanca. Le ha visto pasar de niño a hombre. Sus historias corren paralelas. El ostracismo al que se vio sometido con Luis Fernández se perpetuó luego con el resto de entrenadores, pese a que Julen siempre ha respondido en el campo, y aunque el Athletic ha sido un desastre en la útlima década, salvo una temporada digna hace más de un lustro.
Julen, que es de los pocos tipos distintos del panorama, sabe jugar al fútbol. Sabe la esencia, claro. Sin un físico de mádelman, su juego se ha tenido que basar en usar el cerebro. Toca para descargar cuando es necesario, aguanta el balón para buscar apoyos, se descuelga desde atrás para aprovechar la segunda jugada. En fin, juega al fútbol tal y como el juego fue concebido. Se decía que estaba acabado, fulminado por un físico precario, carcomido por su longevidad. Cuando ha jugado esta temporada pasada, como en la eliminatoria de Copa contra el Real Madrid, demostró que sigue siendo el mismo chico rubio que encandiló al país a mediados de los 90, en plena Julenmanía. Un futbolista de verdad.
Pero el fútbol, que es lo más competitivo que hay, tiene lo mismo de ingrato. No tiene memoria, y se consume a ritmo de fast food. Italia acaba de ganar el Mundial, y ya está, se acabó. La gente se cansa de los rostros, e imperan los egos, incluso en clubes con la peculiar idiosincrasia del Athletic. A Julen le han robado casi seis años de fútbol, y eso no se lo puede devolver nadie. Pero se puede ir con la cabeza bien alta, con el cariño de la afición, sabiendo que siempre lo dio todo por el escudo. Cuando no jugó, aún por razones no explicadas, y pudo hablar, calló. Así se distingue a los caballeros.
Quizá sea mejor así, y que deje el fútbol del choque, de morder en el centro del campo, del miedo a perder la posición, el de aguantar el 0-0. Éste del aburrido 4-2-3-1 que nos ha robado la esencia del fútbol. Sí, quizá sea mejor asi. Se va Julen, el 8, y se va como siempre ha sido: con sencillez, y sobre todo, con dignidad.
1 comentario:
Acabo de ver la rueda de prensa y no he podido aguantarme las lágrimas, creo q es una prueba más del desmoronamiento del athletic como club señor, un símbolo como Guerrero se marcha por la gatera de la puerta de atrás.
Creo que algunos quieren de verdad al athletic y otros lo aprovechan en beneficio propio.
He oido un montón de historias sobre la desaparición de Guerrero del equipo, no tengo ni idea si ha sido la naturaleza o razones más oscuras, sólo espero que pueda transmitir a los chavales que pasen por sus manos su calidad y sus ganas de ganar.
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